Los hombrecillos del dragón tenían la facultad de volverse invisibles. Cuchicheaban toda clase de villanías en los oídos de los niños y los mayores. Cubrían con hollín y suciedad todo cuanto tocaban. Sólo la casa del barquero permanecía siempre blanca y resplandeciente. Sólo en su jardín crecían hermosas flores.
Kyria, Tomás y Carlos buscaron con su ayuda enfrentarse al dragón, el falso rey, y a los ociosos hombrecillos, para ir, con todos sus amigos, hacia la gran Fiesta de la Luz en lo alto de la montaña.
A partir de 9 años y para adultos.