Cuando la princesa Rosalinda vio al dragón dormir plácidamente en el patio de su castillo, se dirigió hacia él y le dió un pellizco. El pellizco despertó al viejo Max que, restregándose los ojos con sus enormes zarpas, balbuceó:
—Precisamente te estaba buscando. ¿Te gustaría deslizarte por mi cola como si fuera un tobogán?
—Eso sí que sería divertido —respondió la juguetona princesa.
Pero cuando Rosalinda subió a la cola del astuto dragón, éste emprendió el vuelo y se la levó muy, muy lejos…
A partir de 6 años y para adultos.